Puedo decir que el sueño americano es universal; lo que distingue a los Estados Unidos es que por mucho tiempo ha sido y sigue siendo donde se puede llevar a la realidad, porque no sólo de sueños vive el hombre.
Ya John Locke se había percatado de la realidad de que el sueño es la pretensión de la búsqueda de la felicidad. Por ello estableció que el derecho a la búsqueda de la propia felicidad era el principio fundamental de la libertad. Principio que fuera incluido por Jefferson en la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Principio que ha sido ignorado o aun descalificado en Europa a través del Iluminismo. Ese principio sin lugar a dudas es la antítesis del pensamiento de la izquierda sustentado en la demagogia de la igualdad. Por ello ya Kant había declarado que la búsqueda de la felicidad era inmoral pues se hacía por interés y no por deber. Por ello en el falaz mundo de la izquierda se persiguen los derechos del pueblo, mediante los cuales se violan los derechos individuales y consiguientemente se genera la pobreza. Los éxitos políticos del socialismo son aparentemente un hecho irreversible, así como los fracasos económicos su indudable consecuencia. Hoy las expectativas de las próximas elecciones en Estados Unidos parecen participar de esa realidad y Sanders que se reconoce como socialista ha obtenido gran cantidad de votos y ahora apoya a Hillary Clinton, cuyo pensamiento al respecto me es confuso o desconocido. Pero basta haber escuchado el discurso de Sanders ante la convención demócrata para saber cuáles son los conceptos éticos que por supuesto contradicen los principios en que se basó el Rule of Law que cambió la historia del mundo. Esperemos que Clinton que algo aprendió durante su presidencia pueda influir en Hillary. Del otro lado el candidato presidencial republicano parece enamorado de Colbert y así ha decidido romper el acuerdo de NAFTA y prohibir que los empresarios americanos inviertan en otros países, en nombre de los derechos de la Nación. Madison parece haber sido olvidado. No me cabe ninguna duda de que el control del comercio que pretende Trump constituye una violación del derecho de propiedad, establecido en la Enmienda V del Bill of Rights de la Constitución Americana. Supuestamente lo hace en nombre de los empleados, diría que ignorando que en la actualidad el nivel de desempleo en Estados Unidos se encuentra por debajo del 5%. La otra violación del derecho de propiedad la constituye la propuesta de prohibir que los americanos inviertan en otros países en nombre de la nueva nación. Parecería que pueblo y nación son sinónimos para violar los derechos individuales, en nombre del socialismo y el nacionalismo y al respecto ya debiéramos haber aprendido algo en la historia. Pero del otro lado de la moneda nos encontramos con conclusiones similares pero basadas en supuestos contradictorios. Diría que están presentes Marx, Prebish y Aldo Ferrer. Comenzando por Europa puedo decir que siento que Marx está presente, vía Eduard Bernstein en su “Las Precondiciones del Socialismo”. Allí dice: “La democracia es un medio y un fin. Es un arma en la lucha por el socialismo, y es la forma en que el socialismo será realizado”. En su discusión con Lenin propone que al socialismo no se llega por revolución. Pero algo más dice al respecto: “no hay un pensamiento liberal que no sea también parte del equipo intelectual del socialismo”. Y esta confusión ético política parece aceptada por Estados Unidos donde a los socialistas les llaman ‘liberals’ y a los liberales ‘conservadores’. No hay dos principios éticos más opuestos que el liberalismo y el socialismo. No hay nada más favorable a la supuesta ética de la izquierda que titularse conservadores. La consecuencia es que los liberales estamos a favor de los ricos y contra los pobres. Y recordemos que ya Aristóteles en su explicación de la demagogia dijo: “Tengan cuidado porque los pobres siempre van a ser más que los ricos”. Y en América Latina la situación es compleja, pero tendiente al socialismo y al nacionalismo. En virtud de esa tendencia se ha producido el consiguiente fracaso y la crisis de las economías de Venezuela, Brasil, Chile y por supuesto la Argentina en el período de los Kirchner. El nacionalismo en América Latina está envuelto en el pensamiento de Lenin en su “Imperialismo, Etapa Superior del Capitalismo” donde escribió: “En tanto el capitalismo permanezca siendo lo que es, el capital excedente será utilizado no para elevar el standard de vida de las masas en un país dado, porque ello significaría una declinación de las ganancias, sino con el propósito de incrementar las ganancias exportando capital a los países atrasados”. O sea que la percepción aparente en América Latina del país al que le debemos el fin del imperialismo en el mundo, Estados Unidos es considerado el imperialismo americano. Ahora podría decir que la confusión persiste en Estados Unidos, donde como antes dije Trump pretende impedir que los americanos inviertan en el extranjero. Y la China por el contrario con la muerte de Mao Tse Tung aprovechó el opuesto pensamiento de Lenin expuesto en su “Nueva Economía Política”, donde dijo: “Los capitalistas están operando entre nosotros, están operando como ladrones, ellos tienen ganancias, pero saben cómo hacer las cosas”. De estas ideas surgió el fascismo y hoy China recibe el 40% de la inversión extranjera en el mundo, y ha crecido hasta convertirse en 20 años en la segunda economía mundial. Como antes dijimos en referencia a la China ahora surgió la Cuba de Raúl Castro y Obama, donde se pretende y se ha logrado inversión extranjera. Y por supuesto insisto en que se ignora la falta de libertad en Cuba así como los crímenes cometidos por los Castro en más de 50 años. Pero ahora gracias a Obama el mundo parece creer que la pobreza en Cuba surgió como consecuencia del embargo, que la izquierda denomina bloqueo. Esa confusión implica ignorar que el embargo fue la respuesta de Kennedy a la expropiación de las propiedades americanas en Cuba sin dar compensación alguna, a la llegada de Fidel Castro. Y siguiendo con las confusiones pasemos a otro mundo donde impera el Islam. Allí me atrevo a decir que impera la confusión de la Edad Media. La confusión de la religión con la política continúa en el Medio Oriente y de allí surge la guerra del siglo XXI que se padece internamente y en Occidente con el terrorismo. Esa confusión es el mayor riesgo de Occidente en la actualidad, y a los hechos me remito, pero la culpa no es de la religión sino de los que mal la practican. Insisto en que tomemos conciencia de estas confusiones para mejorar el mundo en que vivimos donde llegó la libertad en función del Rule of law. Es decir la separación del Estado de la Iglesia, los límites al poder político y el respeto por los derechos individuales.
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Mayo 2017
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