En las últimas semanas cayó preso en Argentina el delincuente peruano Richard Castillo Salazar, alias “Mocosón”. Este personaje detenido en un operativo de seguridad llevado adelante en la localidad de La Matanza, Provincia de Buenos Aires; dijo ser el “jefe” de la Mara Salvatrucha; esto parece ser poco probable. Que “Mocosón” pueda ser miembro del MS-13 o del Barrio 18; las dos bandas más grandes de El Salvador, no es lo que está en duda pero sí que él sea el jefe de alguna de estas dos. Según se informó no cuenta con los característicos tatuajes que suelen identificar a los miembros de estos dos grupos, esto en sí no lo excluye de pertenecer a ellos, pero por otro lado hasta la fecha nunca se ha sabido de un solo jefe que maneje las operaciones del MS-13 o de Barrio 18.
Estos dos grupos tienen una estructura jerárquica es cierto, pero con varios jefes que manejan partes del grupo, partes que suelen estar definidas por los barrios o zonas donde viven y operan no por una delimitación artificial de zona de operación. Esto quiere decir que aunque en El Salvador, en Honduras y en Guatemala, países que integran el llamado Triángulo del Norte en Centroamérica, la zona donde se concentran las operaciones de estos dos grupos, se han apresado muchos líderes pero nunca se ha apresado un Jefe. Para entender a las maras se deben entender sus orígenes aunque más no sea a grandes rasgos. Las maras actuales son las descendientes de los grupos pandilleros de Los Angeles de los años 70 y 80. Estos grupos estaban principalmente conformados por jóvenes centroamericanos que había escapado de sus países, la mayoría de ellos envueltos en guerras civiles de distinta intensidad, y se volcaron a las actividades criminales estando en Estados Unidos. A fines de los ochenta y principios de los noventa se aprueban en Estados Unidos una serie de leyes que buscaban contener la expansión de estas bandas y otras similares y permiten al gobierno comenzar a deportar de forma masiva a aquellos delincuentes ilegales que eran detenidos y tenían lazos con estas agrupaciones. Estos pandilleros deportados al volver a El Salvador, principalmente, lograban un status de “estrella de rock” al llegar con formas de vestir distinta, música nueva y otras formas de expresarse y desenvolverse. Con un país que estaba saliendo de una increíblemente violenta guerra civil comenzaron nuevamente a instalar las mismas estructuras que habían creado en Los Angeles y de allí nacieron las actuales Maras, siendo las principales la MS-13 y Barrio 18 que son dos de los grupos más violentos de todo el hemisferio y cuyo forma de operación se caracteriza por usar la extorsión de la población y comerciantes locales y el narcomenudeo (una suerte de venta de drogas al por menor directo a los consumidores). Los grupos se caracterizan por ser increíblemente violentos tanto con aquellos que traspasan su territorio como con sus propios integrantes. En varias de las Maras los nuevos integrantes debe sobrevivir los que se llama “la brincada” en donde son golpeados por los demás integrantes por un tiempo predeterminado antes de poder ser aceptados en el grupo. Esto grupos se preocupan principalmente por controlar puntos específicos en las ciudades mas importantes de sus países que en abrir “filiales” en otro lugares, no obstante esto tienen presencia desde El Salvador hasta Canadá, y sus miembros profesan la misma lealtad al grupo tanto en Canadá como en Honduras como en El Salvador; la lealtad entre ellos es todo. Hoy en día la mayoría de los líderes tanto de MS-13 como de Barrio 18 se encuentran detenidos aunque aún así siguen manejando las operaciones de los grupos desde la cárcel y siguen presentando un enorme riesgo de seguridad para el estado. Últimamente un giro estratégico el MS-13 ha buscado crear, un grupo comando de 500 “soldados” armados con armas de uso militar para hacer frente a las fuerzas de seguridad de El Salvador y llevar adelante acciones contra otras bandas, jueces y fiscales, políticos y policías. Este plan que intentan llevar adelante tiene preocupados a las fuerzas de seguridad y políticos por igual ya que representaría una escalada en el nivel de violencia y una nueva forma de operar para las Maras. Además se han detectado cada vez más vínculos con los carteles mexicanos, principalmente por parte del MS-13 que busca expandir el tráfico de drogas para ir dejando el “negocio” de la extorsión. Las maras buscan expandir sus operaciones si bien, nada de lo que se ha observado hasta ahora, indica que estén operando en Argentina. De hecho si se considera que dentro de las villas operan hoy en día grupos que manejan el tráfico de droga conformados por antiguos miembros de Sendero Luminoso no es descabellado pensar que un futuro no muy lejano las maras puedan también hacerse un espacio en el mismo lugar para operar aquí; el problema va a ser que para lograr ese lugar deberán desplazar a los actuales “dueños” y eso indudablemente desembocaría en una violenta lucha dentro de las villas, lucha que las fuerzas locales de seguridad difícilmente podrían detener. Mariano A Cirino Lic en Relaciones Internacionales Universidad del Salvador Investigador Asociado
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Mayo 2017
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